
Ramón David Díaz Rojas, mejor conocido como David, nació un 29 de febrero en Barquisimeto, Venezuela. Desde muy joven tuvo claro que la educación sería su camino. Se formó en Ciencias Ambientales en la Universidad Yacambú, donde no solo egresó Summa Cum Laude, sino que alcanzó el segundo mejor promedio en la historia de su universidad. Todo parecía indicar que su futuro estaría escrito entre aulas, auditorías y grandes corporaciones.
En 2003, una beca lo llevó a Barcelona. Allí completó un máster con Matrícula de Honor y comenzó a trabajar en el mundo de la calidad, la sostenibilidad y los estándares internacionales. Su carrera lo convirtió en auditor jefe, director regional y consultor de empresas de renombre mundial. Tenía lo que muchos sueñan: estabilidad, prestigio y reconocimiento.
Pero la vida del migrante siempre tiene giros inesperados. Estar lejos de casa, con la nostalgia a cuestas, lo enfrentó a una pregunta esencial: ¿de qué sirve llegar alto si el corazón se queda vacío? Fue entonces cuando decidió escuchar sus raíces y dar un salto valiente: reinventarse desde la gastronomía.
En 2015 fundó La Cachapera, un food truck que parecía un proyecto pequeño, casi un experimento. Sin embargo, detrás de ese puesto ambulante había mucho más que comida: había identidad, memoria y el deseo de compartir un pedazo de Venezuela con el mundo. Lo que empezó como una apuesta arriesgada se convirtió en un fenómeno cultural y empresarial. Hoy, La Cachapera cuenta con locales en Barcelona, Madrid y Valencia, más de 200.000 seguidores y una colección de premios que celebran su innovación y autenticidad.
David entendió que emigrar no significa renunciar a lo que uno es, sino encontrar nuevas formas de expresarlo. La cachapa, ese plato sencillo de maíz que le acompañó en su infancia, se transformó en su bandera de vida, en el símbolo de que la excelencia también puede nacer de lo cotidiano.
Con sensibilidad social, convirtió a La Cachapera en aliada de Meals for Hope, apoyando proyectos contra la desnutrición infantil en Venezuela y desarrollando granjas agroforestales que empoderan a comunidades vulnerables. Porque para David, el éxito empresarial solo tiene sentido si se comparte y genera impacto real.
Hoy, su historia es la de un profesional brillante que no tuvo miedo de cambiar de rumbo. Que entendió que los títulos y los reconocimientos son valiosos, pero que la verdadera grandeza está en atreverse a reinventarse, en transformar la nostalgia en fuerza y en demostrar que, aun lejos de casa, siempre se puede construir un futuro con propósito.
Por su trabajo, dedicación y su compromiso social el Premio Cacique de Oro Internacional nomina al Lic. David Díaz a la mención especial:
“Empresario Gastronómico con proyección Internacional”.