
La historia de Sergio es el sueño que se construye desde el amor, la disciplina y una raqueta
En algún rincón de México, cada mañana amanece con el eco de una pelota de tenis rebotando sobre el pavimento. Desde una cancha con mucho propósito, un niño de apenas 4 años sueña en grande. Su nombre es Sergio de los Ríos y su entrenador es también su mayor admirador: su papá, Daniel Montalvo.
Sergio no es un niño común. Mientras muchos de su edad comienzan el día entre dibujos animados y cereales azucarados, él se pone su gorra, toma su raqueta y sale a entrenar. Seis veces a la semana, bajo el sol, la lluvia o el viento, repite con entusiasmo los movimientos que su padre le enseña. Lo hace con la alegría y la energía que solo un niño puede tener, pero también con una disciplina sorprendente.
Detrás de cada ejercicio, cada rutina y cada paso, está Daniel, un padre venezolano que cambió los caminos fáciles por uno distinto, más exigente, pero lleno de propósito. No hay pantallas, no hay azúcar, no hay excusas. Para él, la infancia de su hijo no debe ser limitada por la comodidad, sino amplificada por la oportunidad.
Y esa oportunidad es el tenis. No por presión, sino por pasión. “Sergio quiere ser tenista profesional”, cuenta Daniel, quien ha dedicado cada día a acompañarlo en ese sueño. Lejos de las distracciones, han creado juntos un universo propio donde el deporte es más que una meta: es una forma de construir carácter, de aprender a esforzarse, de creer en uno mismo desde pequeño.
A su corta edad, Sergio ya ha pisado algunas de las mejores academias del mundo, como la del reconocido entrenador Patrick Mouratoglou, ubicada en la Riviera Francesa. Un lugar donde entrenan talentos de talla mundial, y donde este pequeño venezolano-mexicano ya ha dejado su huella.
La historia de Sergio y Daniel no es la de la perfección, sino la del compromiso. De un padre que cree que educar es guiar, y de un hijo que aprende que soñar también se entrena. No se trata solo de raquetas ni de victorias futuras. Se trata de algo más profundo: de ese lazo irrompible entre un padre y un hijo que deciden caminar juntos, paso a paso, hacia un sueño compartido.
Sergio se ha vuelto viral muchas veces por su talento y dedicación. Y hoy, miles de personas los siguen en redes sociales y aunque algunos los critican y muchos los aplauden, para nosotros es un símbolo de talento y dedicación por lo cual es Nominado como Atleta infantil con Mayor Proyección Internacional del año
Porque los sueños más grandes, a veces, comienzan con el gesto más simple: el de un padre creyendo en su hijo.